Está claro que la polenta es una de las comidas típicas de las familias inmigrantes italianas, un plato exquisito capaz de conquistar paladares. Contamos hoy con la deliciosa receta que se ha hecho tan popular, una creación familiar que llegó a Chile con toques mágicos desde Italia.
Llega para quedarse
En primer lugar, es un plato arcaico, una de las primeras masas cocidas de la humanidad, la palabra polenta deriva del latín puls, principalmente realizada con harina de centeno o farro, cultivo antiguo emparentado con el trigo. En la época republicana era un alimento tan común que dio a los romanos el término de Pultiferi, lo que significa “comedores de polenta.” La deliciosa pulmentum o pullenta en un comienzo durante el imperio romano se elaboraba con hierbas, guarnición de garbanzos, pescado salado, fruta, queso, verduras cocidas y a veces carne. Continuó la utilización de la harina de trigo. La flor de la harina de trigo era llamada pullen. Más tarde, tras los viajes de Cristóbal Colón a América, se da a conocer el maíz a Europa, sembrándose en el norte de Italia. Hoy el maíz es el ingrediente estrella.
En primer lugar, la historia data de 1949, se denominaba “polenta con pajaritos”, cuando las primeras familias italianas que emigraron a nuestro país la realizaban acompañada de aves. La abundancia de estas implicaba el fácil acceso a ellas y de involucrarlas a la hora de la comida. Por esa razón su preparación es todo un misterio, y uno de los secretos mejor guardado de la cocina chilena. Mientras tanto, en algunas zonas de Italia es un plato común.
Recordar sabores, que nos hacen viajar
En Italia nos podemos encontrar con diversas variaciones dependiendo la zona en donde la queramos disfrutar, por ejemplo, en Veneto se sirve acompañada de sepias (calamares o pulpo). Igualmente, en Trentino Alto Adige se le añaden patatas, salame local, cebolla frita y otras variaciones al gusto más estimulantes. En cambio, en la zona del Lago di Como se sirve bañada en leche fría. A diferencia de que en Trieste se le incluye salchichas, huevos revueltos, estofado, quesos y ciruelas cocidas.
Como resultado, la Piamontesa o Lombarda es de consistencia más dura. En el centro de Italia se sirve en una mesa rectangular de madera llamada spiendola o spianatora. Además, en la Toscana se consume también de forma frita o al horno. De manera similar, en Lazio se sirve con salsa de tomate, costillas de cerdo, salchichas y queso. Finalmente, en Cerdeña también se conoce como purenta, pulenta, o farru, presente desde el 3000 antes de Cristo, esta preparación Sarda es acompañada con manteca de cerdo, cebolla, ajo, zanahorias, apio, y costillas.
Las antiguas recetas familiares nos hacen suspirar, los olores de la comida recién preparada y su sabor es incomparable. Por lo tanto, este plato lleva más de una década trasmitiéndose de boca en boca.
Tres clases de Polenta
Podemos nombrar tres tipos de esta preparación. Polenta amarilla (gialla) con harina de maíz, polenta con harina de castaña (bianca) y polenta oscura a base de alforfón. Mientras que la más conocida en Chile es la polenta de maíz.
No es broma decir que abundan las recetas, ciertamente las tradiciones familiares son muy diversas en el ámbito gastronómico. La receta clásica consiste en añadir dos litros de agua, un kilo de polenta de maíz y sal gruesa. Se vierte la polenta, con efecto de lluvia lentamente al agua hirviendo, de esta manera se va mezclando evitando la formación de grumos. Se bate manualmente con cuchara de palo durante 40 minutos. Como resultado, la mezcla comienza a espesar y la polenta se condensa al estar cocida. Después se agregan dos cucharadas de mantequilla para dar sabor y evitar que esta se pegue. Adicionalmente, se le puede agregar queso a gusto.
Salsa para acompañar la Polenta
Se deben hidratar las callampas secas (funghi secchi), podemos utilizar salsa de tomate natural agregándole una pizca de azúcar. Para enriquecer su sabor emplearemos vino blanco o tinto. De acompañamiento una proteína que puede ser carne o pollo. Unas hojas de laurel, una pizca de nuez moscada y una pizca de canela se agregan a continuación. Es el complemento perfecto que le da el toque final a un contundente plato de polenta. Muchos utilizan el queso para adornarla y las hierbas.
La sabrosa textura elaborada con harina de maíz es todo un éxito. Con una jugosa salsa y una decoración simple que ofrece una elegancia que destaca. Conformando un plato increíble, acompañado de gustos y tradiciones familiares que lo vuelven imperdible.
Autor de imagen de portada: Facebook
Es por lejos lo mejor que he leído respecto a la Polenta. Cautiva tú forma de escribir, que ganas de comer una polenta ahora!!!
me dio hambre!!
¡A mí también!
¡Excelente artículo!