Para los chilenos no es un secreto lo bello que es nuestro país. Contamos con una naturaleza y paisajes únicos en el mundo. A lo largo de esta franja de tierra encontramos desierto, la cordillera de Los Andes, lagos, ríos, bosques, nieve, hielos eternos, islas maravillosas. Esa belleza y nuestros colibrís enamoraron a la calabresa Sonia Marchese quien dejó Italia para quedarse en Chile.
De Calabria a Chile
Sus padres son originarios de un pueblito llamado Falconara Albanese en la Provincia de Cosenza. Nos cuenta que pertenecen a una minoría étnica, ya que ellos son descendientes de colonos albaneses que salieron de Albania en el 1500 cuando llegó la invasión turca. En estas pequeñas comunidades aún se habla el dialecto original de Albania que se llama arbëreshë. Siendo muy pequeño, después de la Segunda Guerra Mundial su padre se fue con la familia a las afueras de Roma.
De origen campesino, eligieron vivir en el campo formando una comunidad familiar. Sobre su ocupación podemos decir que es Consultora de sostenibilidad y Project Manager de proyectos de desarrollo local, entre ellos de “Land of Hummingbird”, conservación de colibríes y turismo sostenible en Mindo en conjunto con la Universidad Central del Ecuador, el Instituto Científico Centro Colibri y la Reserva Natural Oasi di Sant’Alessio, Italia. En Chile se instaló en la ciudad de La Serena. Para Sonia Chile es su segundo hogar y dice sentir un amor infinito por nuestro país.
¿Cómo llega una calabresa a nuestro país?
“Yo estudié psicología y trabajaba en una empresa grande en Italia. En un momento yo viajé a Chile por vacaciones con unas amigas y quedé fascinada por la naturaleza de Chile. Quedé encantada con esos paisajes infinitos, con esta sensación de estar en un lugar donde el cielo no tiene límites, donde hay volcanes, hay elementos naturales que sobrellevan el paisaje. Y como para mí la conexión con la naturaleza es algo muy significativo busqué todas las maneras para poder transferirme a Chile. Lo cual se dio en el año 2014″.
¿Algún lugar que te haya impresionado más de Chile?
“Quedé encantada haciendo un viaje fotográfico en los Fiordos de la Patagonia, desde Punta Arenas, navegando en un barco junto a otros locos fotógrafos de naturaleza, estuvimos siete días haciendo esta gira, vimos ballenas y este seguramente es el viaje que más me llamó la atención. También, un viaje en bus durante la noche desde Arica hasta San Pedro de Atacama a las cuatro de la madrugada. Desde que llegué a Chile nunca he salido del país. Me encanta tanto que viajé mucho cuando tuve la oportunidad y recorrí un montón Chile”. Agrega, además: “Y el cielo de Chile, ¿dónde lo encuentras?… es un espectáculo. Te da esa dimensión de estar en un planeta”.
¿Cuándo comienza tu pasión por la fotografía?
“Siempre me encantó la fotografía, pero efectivamente empecé cuando llegué a Chile para captar estas imágenes de belleza que para mí era muy significativa para compartirlas con amigas y mi familia que estaban lejos. Con esta intención de compartir y contar con cuánta belleza me estaba encontrando, con esta particular atención en las aves”. Bromeando nos cuenta que sus amigas se ríen cuando no encuentran un picaflor en sus fotos: “¿dónde está el picaflor en esta foto?“, le preguntan.
El amor por los Colibrís
Nuestra calabresa descubrió a los colibrís y sitió desde ese momento una fascinación por ellos. “El encuentro con los colibrís fue como estar en una dimensión fantástica. Porque los picaflores existen solo en América, viven desde Canadá hasta Tierra del Fuego. La primera vez que viajé fue a Valdivia y Panguipulli, y encontré el picaflor: espectáculo”.
Entre todos los colibrís conoció a Amelie
En el jardín de su casa encontró un nido vacío al cual llegó un picaflor y comenzó a reconstruir este nido abandonado. Lamentablemente, una de sus perritas la atrapó cuando entró volando a su casa. Cuando finalmente su mascota la liberó, Sonia trató de ayudarla de todas las maneras posibles. Buscó algún experto en internet y se encontró con una institución en Italia que hizo el seguimiento de la recuperación de su “picaflora”, como ella la llama. “Amelie” estuvo en recuperación durante 45 días a base de calefacción, alimentación y antibióticos administrados por Sonia. Finalmente se recuperó y volvió a elaborar su nido.
La conservación de los colibrís
Con toda esta historia nace la relación con esta institución de conservación. El objetivo de esta colaboración es restablecer algunos ecosistemas en sectores donde en Ecuador el colibrí es usado como atractivo turístico. Esto último debido a que les administran agua con azúcar lo cual es dañino. En Chile, nos cometa, hay 10 especies de colibrís, mientras que en Ecuador hay 135. Lo hermoso de este relato de nuestra querida calabresa es que, si bien su pasión es la fotografía, la historia de Amelie la llevó a involucrarse en la conservación de los colibrís.
Pueden acercarse a sus fotografías a través de sus dos cuentas de Instagram beingsthatilove y Sonia Marchese.
Autor imagen de portada: instagram @sonia_marchese
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Si, es una linda historia, gracias 🙂