El “Body-Art” tuvo entre sus exponentes más trascendentales a un artista chileno. Nació en Santiago en 1938. Frecuentó la Academia de Bellas Artes de Florencia desde 1962 a 1966. Más adelante, viajó a Nueva York donde desarrolló colaboraciones con otros artistas como impresor. Francisco Copello, vidente de la performance en Italia, marcó su vida a través de una edición.
El artista Francisco Copello en Italia
Su familia italiana administraba una fábrica de pasta, y quería que Francisco siguiera la tradición familiar. Entonces, decidido a escapar de su destino, el artista encaminó sus pasos a Italia. Llegó a los días grises de Florencia y comenzó a viajar por Europa. Buscó a los dioses paganos. El arte denominado clásico, junto a sus imágenes greco-latinos de templos y esculturas, lo conmovió. Siglos antes, el divino Michelangelo sucumbió de la misma forma ante la impresión del Torso del Belvedere. Esta escultura mutilada gira alrededor de sí misma con toda su musculatura como una serpiente. Tal manera desencadenaría el estilo manierista en los artistas florentinos. En 1972, Copello obtendría el premio Nicolás Copérnico en Cracovia, Polonia, con una serigrafía de un torso griego. De tal modo, el vidente de la performance Francisco Copello imprimiría esas imágenes en el movimiento y el baile.
Así, Francisco Copello volvería a Italia en 1974 para realizar sus performances y desarrollar obras en la esfera del “Body-Art” en Milán. Durante toda una década, Giovanna del Magro, Maurizio Buscarino y Giuliana Traverso reproducirían la escultura viviente de Copello en fotografías. Y lo harían también con las primeras acciones de Marina Abramovic en Milán. De esta forma, las fotografías en blanco y negro iniciarían su recorrido como expresión de arte. Junto al registro, estas obras artísticas presentarían la inmediatez en un contexto marginal. Encerrados durante tardes enteras en el estudio fotográfico con el artista escénico Francisco Copello como objetivo fotográfico. Tales relaciones capturaron una visión única del momento. En la actualidad, el espectador puede registrar y fingir que observa esas imágenes.
El grabado y la impresión en la vida
Desde 1967 a 1968, Copello estudió grabado e impresión en el Pratt Graphics Center de Nueva York. Como técnica, la impresión reproduce textos y dibujos en numerosas ediciones. El impresor entonces utiliza distintos procedimientos. Por ejemplo: la tipografía, la calcografía, la litografía, el “offset”, la serigrafía, etc. A fines de los sesenta, Copello incursionaría en grabados más ligados al collage en la editorial Brook Alexander. Fundaría el Studio 69 junto a al músico y artista chileno Fernando Torm. Como impresor, colaboraría con artistas como Adolf Gottlieb o Sandro Chia, y reproduciría originales con varios medios gráficos. Asimismo, su labor de grabado integraría estudios de danza con la coreógrafa Laura Dean, y la cooperación en los inicios teatrales del artista Robert Wilson. Pero un día se trasladó desde Manhattan a Brooklyn. Y eso significó distanciarse de los artistas conocidos, que en esa época consideraban a Brooklyn como una especie de gueto.
La performance en la historia del arte chileno
La crónica relata sobre un happening llamado “Pieza para Locos”. Lo preparó para presentarlo días después del 11 de septiembre del 73. Sin embargo, las circunstancias abortaron este evento a realizarse en el Museo Nacional de Bellas Artes. Después, tendría la oportunidad de presentar la performance titulada “El Mimo y la Bandera”. En solidaridad con la situación en Chile, esta performance produjo un gran impacto en países como Italia. Grabados posteriores reproducirían esta visión de la identidad de la nación chilena. De ese modo, también realizaría grabados para sus otras performances. Como la que llevó a cabo en un centro para pacientes con capacidades mentales diferentes en el Bronx (1985).
Permanecen las impresiones de las fotografías. De un negativo o una imagen digital de Copello para realizar copias en papel. La colección de Juan Yarur Torres – Fundación AMA adquirió gran parte de la obra de Francisco Copello. La colección cubre más de 150 obras del artista desde la década de 1970. Junto al Museo Nacional de Bellas Artes, enviaron sus obras al “The Crack Begin Within”, en la Bienal de Berlín 2020. Algunas obras están en etapa de “promised gift” para la Tate Modern de Londres. Pero antes, el pionero de la performance Francisco Copello volvió a Chile a terminar su libro. Él decía que “ya estaba todo listo”. Y murió en 2006 en Santiago.
Autor de la imagen de portada: facebook.com/museo.mac
Maravillosos tus artículos de arte, Mario 🙂