Pocas personas saben de su existencia, es una obra con trasfondo para comprender que la vida es pasajera. Se trata de las Catacumbas de Palermo. Un lugar que quizás no es para todos, pero que encierra una milenaria tradición siciliana.
Las Catacumbas de Palermo nos sorprenden
Nos sorprendemos con Palermo, ciudad italiana capital de la región autónoma de Sicilia, su belleza arquitectónica con ruinas en perfecta conservación, su clima, vegetación, playas hermosas, la gastronomía, la mezcla de su cultura, los genes entre sus habitantes con características físicas muy diversas a las de todos los habitantes de las regiones de Italia. Al viajar a Italia, uno de los lugares más llamativos para conocer como turista dentro de Palermo, son las Catacumbas de los monjes capuchinos, las cuales nos convocan a reflexionar sobre la vida y la muerte.
Para el común de los mortales la muerte es un tema tabú y no nos sentimos a gusto hablando de ella. Este lugar nos lleva a investigar. Para ingresar a este lugar se debe abrir los ojos, y mantener el alma sin prejuicios, debido a que quién entra quedará impresionado. Es un sitio no apto para personas altamente sensibles pues en este lugar la conexión terrenal con la muerte puede provocar subjetivamente angustia, tristeza y morbo. Nuestra psiquis puede experimentar diversos procesos al someternos a la presencia de este lugar y físicamente las personas pueden sentir diversas sensaciones.
La historia de las Catacumbas
Pocas personas saben de su existencia, es una obra con trasfondo para comprender que la vida es pasajera. Su historia comienza en el siglo XVI, en 1534 la orden de los Hermanos Menores Capuchinos construyó su primer monasterio. En 1597 el cementerio del monasterio se quedaba sin espacio. Así los monjes construyen una cripta en el subsuelo del monasterio. Se percataron que los cuerpos se momificaban naturalmente y ellos lo interpretaron como un signo de benevolencia celestial, surge la decisión de no enterrar los cuerpos, sino que de exponerlos de pie en las paredes de las catacumbas.
Los cuerpos de los monjes eran sometidos a la deshidratación y retiro de los órganos. Luego de ocho y doce meses eran lavados en vinagre y rellenados de paja. En algunos cuerpos se realizó el proceso de embalsamarlos, mientras que otros fueron encerrados y sellados en vitrinas de cristal. Otros métodos utilizados, especialmente en épocas de epidemias, incluían un baño de agua con arsénico o cal. En primera instancia fue un cementerio privado, hasta 1670, las catacumbas se usaron con el único propósito de enterrar a los monjes capuchinos, pero al pasar el tiempo y al hacerse conocido el proceso de momificación de los cuerpos trajo una indiscutible fama dentro al convento, se amplían los corredores y se da entierro de esta forma tan peculiar a quien pudiere pagar los gastos del embalsamiento lo que lo transformó en un museo de la muerte.
Qué esperar durante la visita
Su arquitectura gótica presenta unas catacumbas obviamente subterráneas. Si bien se le denomina catacumbas a un lugar de culto y reunión paleocristiana. Lo que realmente presenciamos es un cementerio subterráneo donde los cadáveres están en las murallas colgados para la exposición pública. Algunos sentados y otros en cajones con visibilidad. La mayoría de los cuerpos pertenecen a frailes de la orden capuchina. Sus cuerpos están con vestimentas elegantes propias de ellos a la época de su fallecimiento. Su distribución es mediante sexo, edad, profesión o categoría social, algunos son prelados, comerciantes, burgueses, oficiales de ejército con sus trajes de gala. Incluso, mujeres que no se casaron se encuentran vestidas de novia, grupos de familias y una zona para niños.
El gobierno prohibió este tipo de sepultura en 1837 de igual manera de forma posterior el último realizado fue en 1920.
Autor imagen de portada: Página web panormus.es