Recanati es uno de los paraísos que el Mar Adriático, y más precisamente, la región de Le Marche nos brindan a todos los italianos. No se trata solo de un lugar con formidables castillos y playas como salidas de cuento. Recanati, además, es una de las cunas de la literatura romántica y fue allí donde nació uno de los máximos exponentes de la poesía italiana. ¿De quién hablamos? De Giacomo Leopardi, un poeta que tiene a todo un pueblo haciéndole homenaje. Leopardi tuvo una vida breve pero intensa y su reconocimiento, como sucede con muchas de las grandes mentes del arte y la literatura, se dio después de su muerte. Giacomo Leopardi dejó este mundo con solo 38 años un 14 de junio, pero de 1837. En esta nota, te contamos un poco más de su historia, vida y obra.
Nacer y crecer desde las diferencias, la infancia de Giacomo Leopardi
Giacomo Leopardi nació el 29 de junio de 1978 en Recanati cuando todavía la región de Le Marche era parte de los estados pontificios. Su madre, era descendiente de los marqueses Antici y su padre, el conde Monaldo, era un erudito que poco sabía sobre cómo administrar la fortuna que había heredado. Por eso, su madre, tuvo que hacer enormes sacrificios para mantener el buen nombre de la familia y dicen, que hasta se alegraba de que sus hijos no vivieran mucho, porque eso reducía los gastos del hogar. De niño, el pequeño Giacomo fue muy enfermizo y su educación le fue brindada con ayuda de preceptores religiosos y jesuitas. En ocasiones, los dolores que lo aquejaban eran muy fuertes. Consecuentemente, el niño pasó gran parte de sus primeros años postrado y en su hogar. En ese contexto, los libros fueron sus grandes amigos.
Leopardi, poeta y escritor precoz
Leopardi contaba solo con 13 años cuando escribió su primera tragedia y 14 cuando escribió la segunda. Por aquel entonces, sabía hablar en siete idiomas y conocía los saberes más importantes de las principales ramas de las ciencias humanas, sociales y naturales. A medida que iba creciendo, el joven Giacomo incursionaba tanto en nuevas ciencias y lenguas como también en géneros literarios diferentes. Así, le escribió un poema a su enamorada cuando contaba con 16 años e incursionó en la ensayística a los 17. Durante sus veinte intenta irse de Recanati en reiteradas ocasiones, pero siempre vuelve tras pasar temporadas en distintas partes de Italia, también rechaza trabajos y amores por su delicada salud. Sin embargo, en esos mismos años subsiste dando clases particulares y realizando trabajos de edición de sus obras y de las de otros escritores emergentes.
Morir lejos de casa
Para 1830, sale a la luz la primera edición de los Canti, una colección de poemas en la que, según muchos críticos literarios, están los escritos que concentran la esencia y el espíritu. Giacomo Leopardi era un hombre que, preso en un cuerpo limitado, tenía una mente infinita y así lo demostraba cada vez que podía, en cada uno de sus viajes. El último de ellos fue a Napoli, poco después de la salida de los Canti. Pocos años después, en ese mismo lugar, muere un 14 de junio, sin volver a Recanati. Su íntimo amigo y biógrafo Antonio Ranieri es quien se encarga de que su cuerpo descanse con los honores que se merecía. Fue él, además, quien se encargó de que la obra de Leopardi trascendiese las restricciones de la época y las fronteras geográficas.
El legado de Giacomo Leopardi en Recanati
Recanati está ubicada al norte de la provincia marchigiana de Macerata. Esta ciudad es una de las más conocidas a nivel mundial dentro de la región, especialmente para los estudiosos de las letras. Allí, aparte del museo y la casa natal del autor, hay un centro de estudios leopardianos.
Una de las plazas centrales de Recanati se llama Giacomo Leopardi y las calles a su alrededor llevan el nombre de sus poemas más reconocidos. En la zona, además, hay restaurantes temáticos dedicados al poeta y a su obra. ¿Conocías a Giacomo Leopardi? Cuéntanos en los comentarios.
Créditos imagen de portada: “Giacomo Leopardi (Recanati 1798-Naples 1837)” by Carlo Raso is marked with Public Domain Mark 1.0.
Maravillosa historia ¡Gracias!