El Infierno visto y escrito por Dante a través de la realidad chilena

Esperamos llegar a tiempo para asistir a la función de la obra de teatro “Inferno”. Dentro de poco, Marco Antonio de la Parra nos reunirá alrededor de la historia universal y personal de Chile contada según la Divina Comedia. En algún punto, la historia dice que Dante miró hacia una colina en dirección a Florencia. Estaba obligado a dejar para siempre su ciudad. De tal forma, nunca retornaría y volvería jamás a su averno. De tal manera, la conmoción recorrerá los temas de la banda sonora de esta producción infernal, dirigida por Daniel Marabolí y protagonizada por Néstor Cantillana.

Un niño vería el infierno visto y escrito por Dante

Durante el Renacimiento, Michelangelo solía contemplar a San Antonio flotando entre tentaciones endiabladas. Este grabado era de Martin Schongauer, el primer artista en firmar sus obras con un monograma. Al mismo tiempo, los grabados comenzaron a ilustrar libros en las estanterías. En cierto modo, estas bibliotecas personales eran la herencia cultural de nuestros padres. A saber, de la Parra recibió como regalo una edición resumida de la Divina Comedia de su padre, con ilustraciones de Gustav Doré. En pocas palabras, un niño de nueve años daría fe que vería los grabados iluminados por una linterna bajo la cama. Y ahora, entre los espectadores, nos permite ver nuestra existencia desde un texto poético. ¿Soñarías o no con el grito de espanto dibujado en la cara de un condenado? Un poco, observarías las baldosas sucias de la pared del baño e imaginarías un demonio de ultratumba.

De improviso, el genial actor Néstor Cantillana aparece en el escenario conduciendo una pieza musical. Lee el texto en italiano. Entretanto, una visión de ruidos y condenas estrepitosas surgen desde textos e imágenes proyectadas en el escenario. En consecuencia, la visualidad poética de La Divina Comedia crecerá durante el desarrollo de la obra. El impacto del infierno visto y escrito agita estos siete siglos postreros de la humanidad. Sin duda, los Cantos procrearon imágenes perturbadoras pero curiosas. Así pues, Boccaccio, escritor y poeta, así como biógrafo de Dante, anotó el poema como Divino. En nuestro caso, de La Parra desciende al Infierno donde habita la condena eterna. ¿Y si los condenados fuéramos todos nosotros? Entonces, Cantillana recita el texto a viva voz frente al público ya sentenciado. Entre otros, al ladrón de bicicletas y al niño que llega tarde al colegio católico.

El dramaturgo chileno escribiría sobre el destino de los cerebros atormentados de América  

De la Parra marcó las tablas del teatro chileno con la obra Lo crudo, lo cocido y lo podrido (1978). El teatro de la historia cuenta de un defensor de una secta en Chile que censuró esta obra sin decir agua va. Más adelante, escribió la obra La secreta obscenidad de cada día (1984). Esta obra recoge a un par de intelectuales exhibicionistas desde la calle, en torno a una escuela de señoritas. En concreto, son Freud y Marx que la policía política torturó. A través de esta trayectoria, el dramaturgo escribió La cruzada de los niños o El amor (2002), que dirigió Mauricio Celedón del Teatro del Silencio. En parte, la Divina Comedia inspiró tal creación acerca de los niños de la calle. Este año 2021, el Embajador de Italia en Chile y el Instituto Italiano de Cultura encargan al dramaturgo recrear las imágenes del Poeta Supremo.

La ideología de Chile surge desde las imágenes de la Divina Comedia

En tanto, vemos ahora que Cantillana canta y baila en un círculo del Infierno personificando al autor. El texto irrumpe de manera bilingüe, en italiano y español, con la capacidad plástica de la realidad, los símbolos y el imaginario chileno. El poeta Neruda alza la espada en el Limbo, y el poeta De Rokha emerge entre los árboles suicidas. Una pantalla visualiza un conjunto de diabladas del altiplano chileno, con su danza acompañándonos en la condena. Después de una sentencia a quemarlo vivo, a Dante lo condenaron al exilio en el Palacio del Bargello de Florencia. Desde el Bargello, los condenados a muerte caminaban entre las calles de Florencia hasta la Via de’ Malcontenti, donde tenía lugar la ejecución. En el proscenio, los cuatro músicos ejecutan magistralmente la obra. La degradación continúa con los torturadores, al son de palabras en italiano volgare.

No obstante, falta que llegue el polémico Belcebú, a balbucear sobre los países y su conciencia política, los abandonados y desgraciados. En la soledad inmensa, solo manifiesta que estuvo en lo más alto, y lo repite por la eternidad. Dante, el vidente de los gemidos de sus enemigos políticos, iluminaría a artistas como William Blake y tantos otros. Por ejemplo, el cineasta chileno Raúl Ruiz realizó los cantos IX al XIV del Infierno. Escenificó la realidad chilena y latinoamericana en “A TV Dante” (1992). Ruiz dijo acerca de su film: “si uno actúa mal en esta vida, después de muerto, se convertirá en chileno”.

Imagen de Portada: Ismael Valenzuela.